lunes, julio 23, 2012

Lo más básico (I )

Como ya sabéis el archipiélago Canario se encuentra en la zona llamada MACARONESIA, que comprende las islas del Atlántico Norte como Azores, Cabo Verde, Madeira e Islas Salvajes, presentando todos ellos características parecidas en climatología, fauna y flora.
Está formado por 7 islas principales, unas cuantas islas pequeñas que forman el llamado Archipiélago Chinijo, o chinejo (=pequeño;niño) según quien te lo pronuncie, una de las cuales está habitada (La Graciosa) y unos cuantos roques bastante pequeños donde sería heroico vivir.


En esta foto la extensión cercana a la parte inferior es la isla de Lanzarote, después La Graciosa, la pequeña siguiente Montaña Clara y la siguiente en lejanía Alegranza, además de los Roques del Este y el Oeste que apenas se distinguen. Este es el archipiélago Chinijo. En esta zona se encuentra la mayor Biodiversidad de especies marinas y plantas endémicas, hoy día muy amenazadas, como todo, por la influencia del turismo que cada vez busca ir a lo lugares dónde no va nadie en el medio que sea.
El escudo canario vuelva a representar 7 islas:


pero yo sigo insistiendo que habitadas hay 8. Tengo la suerte de conocer a todas las habitadas y aunque los habitantes de la Graciosa son pocos (unos 650) y pertenecen administrativamente a Lanzarote, los pobres existen y nunca se les nombra. Para que luego me vengan con quejas como Teruel también existe!! Tiene solo dos pueblos Casas de Pedro Barba y La Caleta del Sebo que se considera la capital. Se llega únicamente en barco desde Lanzarote.



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Cuando allá por los 80 estuve en la Graciosa todos a los que preguntaba en Lanzarote me decían: "tienes que conducir hasta el norte y allí en un pueblo que se llama Orsola coges el barco, pero no sé cuando sale". Por fin tuve la ocasión de organizar una excursión de alumnos fin de curso a la isla y al llegar me encontré con Órzola (no había tenido en cuenta la pronunciación, situación con la que todavía tengo que seguir luchando cuando se trata de nombres propios). Al final casi todos los alumnos se habían rajado y quedamos 5, contándome a mí y a Ainhoa que por entonces estaba mudando los dientes de leche. Las fotos de estos momentos no son digitales y no las tengo aquí, así que no puedo deleitaros con las pintas que lucíamos. Nos llevó un barco pesquero de tamaño mediano por la estrecha y muy revuelta manga de agua que separa las dos islas conocida como El Río, llena de marrajos y otras especies de las que prefería no enterarme. Cuando llegamos, buscamos al panadero, como ya sabíamos que teníamos que hacer, y el hijo, un chico joven nos montó en su enorme camioneta, uno de los pocos vehículos que había y le dijimos que nos llevara a una playa dónde estuviésemos tranquilas. Allí nos dejó y quedamos en que volviese el jueves (sería un lunes) a buscarnos, tal era la precariedad de medios de comunicación. En una noche preciosa de luna llena sin contaminación lumínica de ningún tipo dormimos a la intemperie. Mi sueño se vio violentamente interrumpido por la mañana por una alumna que gritaba porque nos comían los bichos, gesticulaba y dándome manotazos para quitarme de encima insectos diminutos, tuve que tranquilizarla y hacerle ver que no pasaba nada. No habíamos tenido en cuenta que hacía demasiado buen tiempo para estar a la intemperie, solo llevábamos sombrillas, ni tiendas ni nada, y a los dos días estábamos abrasadas.Temiendo por la salud de todas (éramos todas mujeres), y siendo yo la responsable, recogimos los palos del sombrajo, literalmente porque era lo que teníamos y nos volvimos andando a La Caleta, avisamos al hijo del panadero de que ya no nos tenía que ir a buscar y cogimos el barquito de vuelta a Órzola aquella tarde con una marejada de aúpa y echamos la papilla como está mandado. Cuando llegué a casa mareada y agotada ya me estaba saliendo a tiras la piel de las piernas como un pergamino.
Con estas historias y muchas más, yo pensé que mi hija iba a salir una tremenda aventurera, pero ya veis, ha elegido el camino clásico del matrimonio y los hijos. 
Como Ainhoa leerá esta historia supongo que tendrá algo que decirme,jeje. Y lo más seguro es que ella piense que para el estado físico que tiene la mini aventurera de su madre no merece la pena ponerse a hacer el indio. ¡Pero que nos quiten lo bailado!, fue divertido, a toro pasado, claro.
Como epílogo de esta primera parte de lo básico, en los 80 también estaba habitada la Isla de Lobos, un islote entre Lanzarote y Fuerteventura, sólo por la familia del farero. Pero en esos años se modernizaron todos los faros, pasaron a ser automáticos y el farero y su familia también acabaron su aventura de vivir en una isla desierta.
¡Ah, que tiempos!
Hasta pronto.

2 comentarios:

  1. Bueno eso de que haya escogido la vía tradicional del matrimonio y los hijos no sé qué decirte: como si tener hijos no fuera una aventura!!! o como si quien cuenta la historia no hubiera estado nunca casada y con hija.

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  2. Lourdes F.27/7/12, 18:38

    Ana en tu juventud siempre fuiste una "adelantada para tu tiempo" además de aventurera. Lo de aventurera creo que continúa, dentro de tus posibilidades actuales, claro.

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