viernes, octubre 12, 2012

César Manrique

Foto Ana G.


Hace una semana se ha cumplido el 20 aniversario de la muerte de César Manrique, un artista conocido porque su obra es amplísima, pero quizá no se sepa todo lo que hizo por Lanzarote su isla natal a la que transformó.
Desde este blog quiero hacer un modesto homenaje a la gran figura de éste artista que quería ser recordado como pintor pero lo cierto es que hizo de todo: cerámicas; esculturas; esculturas móviles; consejero en arquitecturas; rejas; habilitar espacios aunando la naturaleza con la arquitectura; paisajes; jardines, etc. Ha habido pocos artistas tan plurales como él. Además debemos añadir su dedicación como ecologista.
Foto Internet

Foto Internet

Su pintura siempre ha sido abstracta.

Nació en Lanzarote el 24 de Abril de 1919, en el propio Arrecife de Lanzarote.


Estudió Ingeniería Técnica en la Universidad de la Laguna (ULL) donde sus compañeros de clase le recordaban con sorna que Lanzarote no era más que un secarral lleno de cacas de cabras, cuando él lo recordaba como el más maravilloso de los lugares. Su infancia vivida en plena naturaleza junto a sus padres y hermanos (que hoy todavía viven), le hacía ver Lanzarote desde un punto de vista que otros no podían ver.
Más tarde se trasladó a Madrid donde estudió Bellas Artes en la facultad de San Fernando. Al terminar sus estudios se marchó a Nueva York donde se encontraba un tío suyo, Manuel Manrique, que le ayudó a conseguir una beca patrocinada por la fundación Nelson Rockefeller. Desde allí escribía a su amigo y artista Pepe Dámaso: más que nunca siento verdadera nostalgia por lo verdadero de las cosas. Por la pureza de las gentes. Por la desnudez de mi paisaje y por mis amigos. Mi conclusión es que el hombre en Nueva York es como una rata. El hombre no fue creado para esta artificialidad. Hay una imperiosa necesidad de volver a la tierra, palparla, olerla. Esto es lo que siento.
A pesar de los éxitos conseguidos con exposiciones, volvió de Nueva York en 1966 para no moverse ya nunca de su Lanzarote.
En cuanto llegó empezó a  concienciar a sus habitantes de la importancia de no construir añadidos innecesarios a las casas antiguas y si había que hacerlo lo hicieran con madera en lugar de aluminio. Habló con las Autoridades de la isla para que les proporcionaran a sus habitantes pinturas con los colores que no había en Lanzarote. Así se pintaron las casas de blanco y las maderas en verde.
Foto Ana G.

 Y así de la negrura del paisaje volcánico, de la tierra negra de Lanzarote, surgieron pueblecitos como de cuento, tanto de lejos....
Foto Ana G.
 Como de cerca
Foto de Ana G.
 Añadiendo las plantas que nunca faltan en sus creaciones.Transformando el paisaje de la isla, viéndose los pueblos como pequeños oasis.
Esta costumbre fue arraigando a las otras islas aunque diferían algo en los colores con que pintaban las maderas, siendo el azul el color más común después del verde. 

Entre sus esculturas podemos ver algunos ejemplos:
Foto de Internet.
Esta escultura gigante la podemos encontrar en el Lago Martíanez, en el Puerto de la Cruz, Tenerife, se trata de un complejo de piscinas diseñadas por él, al lado del mar, y con agua salada.
Foto Internet.
 Llenas de imaginación y colorido.
Foto Internet.

Entre las esculturas móviles, dotadas del movimiento que le presta el viento, siempre presente en estas islas podemos encontrar:
Foto de Ana G.
Esta enorme sita en una intersección de carreteras en Fuerteventura.
Foto de Ana G.
O esta otra en otra intersección en las carreteras de Lanzarote.
Foto de Ana G.
Esta otra no es móvil pero también se encuentra al aire libre, en la entrada de su Fundación, lo que antaño fue su casa privada.
Foto de Ana G.
Esta otra de menor tamaño, se encuentra en el piso superior de lo que fuera su casa, ahora transformada, esta parte, en sala de exposiciones.
Con el dinero que ya había conseguido y la fama, consiguió convencer a las Autoridades para que le cedieran un espacio singular dónde vivir. Así en cinco burbujas volcánicas, mitad sumergidas, y con algunas partes al exterior se construyó su propia casa, donde vivió hasta su muerte.
Foto Ana G.
Los pasillos, mitad pura piedra volcánica, mitad pintura siempre blanca, dan lugar a espacios cerrados o abiertos a la luz, por los cuales se asoman plantas.  
Foto de Ana G.

A veces a su vez adornadas con calabazas secas como esta.


Foto de Ana G.
Este espacio fue su estudio de pintura, con vistas a la tierra volcánica que tantos recuerdos infantiles le traían.

Otra obra arquitectónica espectacular fue el Mirador del Río. El Río se llama así por su fuerte corriente, separa las islas de Lanzarote y La Graciosa (explicado en la entrada: Lo más básico I), las vistas desde allí son impresionantes, además de que el interior es un enorme espacio, hecho cafetería donde te puedes sentar a disfrutar de las vistas.
Foto de Ana G.
 En primer plano la isla de Lanzarote y en frente La Graciosa, que depende administrativamente de la primera.
 Visto desde el espacio, el mirador casi pasa desapercibido de tan integrado como está en el paisaje.
Foto Internet.
Foto de Ana G.
 En el amplio interior de la cafetería lo más llamativo es la enorme lámpara central que ya de por sí es una escultura.